Puede ofrecer muchos beneficios, pero no es adecuado para todos. Si estás embarazada, en periodo de lactancia, tienes enfermedades hepáticas o renales, o tomas medicamentos como anticoagulantes o tratamientos para la presión arterial, deberías evitar su uso. Además, si padeces de ansiedad, depresión, historial de psicosis, o tienes una cirugía programada, podría empeorar tu condición o interferir con los medicamentos. Consulta siempre con un profesional de salud antes de usarlo para asegurarte de que sea seguro para ti. ¡Tu bienestar es lo más importante!